
Vuelvo a descender por el mismo camino y tras reagruparnos cogemos en esta ocasión con el viento a nuestras espaldas. Gracias a una mayor velocidad, el tiempo de recorrido se acorta a la mitad. Al final ello me va a permitir que el hora y media llegue de nuevo a Calera y chozas. Justo en el preciso momento en el que la lluvia hace acto de presencia. Bendiciendo con su liquido elemento las espaldas de mis compis que de forma escalonada van llegando con la satisfación de haber pasado una bonita y agradable mañana en la zona de la jara toledana.
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