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sábado, 2 de abril de 2011

POR LA LOMA DE LA CUERDA DE LA PARADA



De los cinco chiquilicuatres, tan solo Luis era el único que no había realizado la ruta de la cuerda de la parada. El mismo viernes estuvimos los tres comentando la posibilidad de poder hacer esta bonita ruta y de paso desempolvar la bici de montaña que últimamente esta un poco olvidada. Pues eso dicho y hecho, para que dejarlo para más tarde. Quedamos a las 8 de la mañana en casa de Miguel Ángel y como suele ser habitual resulta un poco raro para los demás que te vean a estas horas intempestivas de la mañana dando pedales con pantalón corto y cara de recién levantado. Pero bueno eso da igual, ya que a mi me pasa lo mismo cuando veo a la gente a la 7 de la mañana con cara de no haberse acostado y con una cogorza del 15. Volviendo de nuevo a lo que interesa cabe decir que a las 9 de la mañana estábamos ya en Aldea del Freno desayunando y con ganas de empezar a pedalear. Normalmente por la mañana los ciclistas solemos llevar el depósito lleno de hidratos y es obligado empezar por tanto a quemarlos, que digo yo para eso los llevamos encima ¿n0?. Bueno pues empezamos a pedalear con un poco de fresco, sobre todo ayudado por la proximidad de las embalsadas aguas del Alberche. La primera subida esta asfaltada de hormigón, y la verdad que las ruedas se clavan como unas condenadas. Eso provoca que empecemos a notar en nuestras piernas el vaticinio de lo que se avecina a lo largo de más o menos 15 kilómetros, continuas subidas aunque el algunos puntos del cordal el menor desnivel del terreno deja tiempo para poder coger algo de resuello. Como siempre la subida a monte agudillo es como diría un italiano molto difichile. De ahí bajada
vertiginosa y a diferencia de otras ocasiones en este caso optamos por realizar otra subida, pero con la bici a nuestro lado. Encaramos las empinadas laderas del yelmo de San Juan. Y lo hacemos por la senda que aunque poco señalizada ¡gracias a dios! (así se conserva menos masificada), nos conduce hacia la cima de este enorme peñasco granítico que es un referente para las embalsadas aguas del río Cofio a escaso 500 mts de su desembocadura en el Alberche. Al final unas birras para reponer fuerzas en el restaurante el puerto y llegada al coche. Fin del sábado.

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