Han tenido que pasar más de 30 años, exactamente desde marzo de 1981 es decir 39 años para volver a uno de los lugares más emblemáticos del término municipal de colmenar viejo. Nos estamos refiriendo a la dehesa de navalvillar. Para entender un poco todo esto, hay que remontarse a febrero de 1981. Hacía poco tiempo, tan solo unos días que en España se había producido la fracasada intentona golpista de Tejero y compañía. A finales de ese mes me tocaba servir a la patria en el cuartel de San Pedro C.I.R. número 1 en colmenar viejo. Después de un mes aproximadamente recluido en el cuartel y como parte del adiestramiento al que fuimos sometidos nos llevaron a más de 500 reclutas de la 22 compañía segundo batallón la cual pertenecía, a un campo de tiro ubicado en la dehesa de navalvillar.
Es curioso cómo a veces uno no recuerda ni lo que se ha cenado y sin embargo recordaba perfectamente todo lo que se vivió ese día en el campo de tiro. Bien pertrechados y cargados con el cetme que pesaba más que un mal matrimonio, nos tuvimos que comer una espesa niebla cuando atravesabamos el poblado del oeste que por aquellas fechas se encontraba operativo con su saloon, la oficina del sheriff, el hotel etc. Era asombroso cómo podía uno imaginarse todo un John Wayne en la película del álamo o tal vez Clint Eastwood en la película la muerte tenía un precio ¡¡y yo con un rifle en la espalda!!. Las prácticas consistian en disparar un cargador desde un plano montículo de hormigón diseñado para tal fin a unas dianas ubicadas a unos pocos cientos de metros frente a nosotros colocadas sobre unas robustas patas en forma de uve de hierro y que a modo de marco sujetaban estas. Era alucinante darte cuenta que nunca llegabas a saber cuántos de esos disparos en tu diana eran tuyos o del que estaba a tu lado, es decir se iba a cumplir el protocolo porque aprender lo que se dice aprender poquito. Ni me imagino lo que habría pasado si hubiera que haber ido a la guerra si hubiera prosperado el golpe de estado. No lo quiero pensar, habríamos sido un grupo de chavales con 20 años sin experiencia y con preparación militar cero. vamos que habría durado menos que una papelina en la celsa.

Y es que hay lugares en el que parece uno sumergirse en una máquina del tiempo y hoy después de 39 años he vuelto al pasado recordando, eso sí en buena compañía, una época de mi vida que recuerdo con mucho cariño a pesar de las adversidades y de todo que nos podría haber sucedido de prosperar el golpe de estado de febrero del 81.